¿Está bien convivir en pareja? ¿Cuál es la moralidad que rige el divorcio y segundas nupcias? El P. Fliess responde con una exposición clara de la enseñanza católica.
https://www.truerestoration.org/temporada-5-la-fe-catolica-episodio-3/
¿Está bien convivir en pareja? ¿Cuál es la moralidad que rige el divorcio y segundas nupcias? El P. Fliess responde con una exposición clara de la enseñanza católica.
https://www.truerestoration.org/temporada-5-la-fe-catolica-episodio-3/
Podría decirse que True Restoration (Restoration Radio Network) es el sitio tradicionalista más importante para los católicos angloparlantes. Su fundador, Stephen Heiner, es un apóstol incansable, y la clave no sólo de la difusión digital de la verdad católica, sino también del establecimiento y permanencia de importantes centros de Misa en Europa. Stephen nos ha propuesto comenzar un nuevo ciclo de programas en español, a lo cual hemos accedido gustosos.
Para escuchar el primer episodio de la serie, haz clic aquí.
No debemos alegrarnos por estar ya salvados. Debemos alegrarnos porque podemos salvarnos.
Sin la cruz, no hay Paraíso. La cruz se lleva, en primer lugar, cuando obedecemos los Mandamientos. Preservarse en la gracia de Dios ya es una mortificación, pues existen varios enemigos contrarios a la gracia: el mundo, la carne y el demonio. Vencer tales obstáculos es muy difícil.
No, no estamos salvados. Debemos trabajar por nuestra salvación. Si no estamos dispuestos a obedecer a Dios y su Iglesia, entonces no pensemos en estar salvados. Cristo sufrió, pero eso es sólo el comienzo. No querer participar de sus sufrimientos nos excluye automáticamente de su amistad y nos quita todo derecho a la felicidad verdadera. El soberbio, el rebelde, no tiene lugar con Cristo. No puede llamarse verdadero cristiano el que vive en pecado. Los adúlteros, los que viven en concubinato, los que cometen impurezas, no pueden pretender ser amigos de Cristo, y herederos del Cielo. Nombro estos pecados porque son tan comunes como graves. Y los que viven así quieren ser aceptados tal cual son. Se engañan.
Y el cristianismo falso que hoy se predica (¿les suena el Sínodo para la Familia?) es dulce melodía a los oídos impuros. Pero ya lo dijo el Apóstol (Gál I, 8-9):
Mas aun cuando nosotros, o un ángel del cielo os evangelizare fuera de lo que nosotros os hemos evangelizado, sea anatema. Así como antes lo dijimos, ahora también de nuevo lo digo: Si alguno os predicare fuera de lo que habéis recibido, sea anatema.
Francisco dice que él no juzga. Acepta a los adúlteros, a los homosexuales, a todos. No juzga. Ahora bien, quien será severamente juzgado es él, por no predicar el verdadero Evangelio, por no condenar lo que Dios condena, por tolerar lo que Dios no tolera, por enseñar el error y engañar al mundo con doctrinas opuestas al Catolicismo.
Dios no ha dejado sola a su Iglesia, todavía hoy, en medio de la Gran Apostasía, existen sacerdotes que predican la verdad y buscan salvar las pobres almas extraviadas.
No escuches a quien te engaña con palabras dulces. Escucha al que te ofrece medicina, que aunque amarga, te devolverá la salud y te llevará a una felicidad que no es de este mundo.
Algunos están sorprendidos por la apertura de la “Iglesia Católica” hacia los fornicarios, los adúlteros y los sodomitas. Sin embargo, esta nueva “iniciativa pastoral” no es más que la aplicación de los principios del Concilio Vaticano II a la cuestión de la familia.
Si puede haber elementos de verdad en las religiones falsas, que las vuelvan medios de salvación, ¿por qué no habrá elementos del sacramento del matrimonio en las uniones adúlteras? Si la persona humana tiene derecho a elegir cualquier religión que le plazca, ¿por qué no tendrá también el derecho a seguir la orientación sexual que más le agrade? Si el dogma católico es relativo, ¿por qué no lo será también la ley natural?
El problema del mundo es de carácter teológico. Después de 2000 años de cristianismo, el mundo ha apostado. La solución al problema del mundo, es también teológica: consiste simplemente en abandonar las enseñanzas del Vaticano II y en rechazar sus antipapas. Hasta que eso no suceda, no habrá paz.
Dios aborrece a los tibios, a tal punto que los vomitará de su boca para enviarlos al infierno (Apoc. III, 16). Querido lector, no tienes derecho a ser tibio. La Sangre de Cristo te ha redimido. Obra en consecuencia.