FRANCISCO, EL DESTRUCTOR

Francis IV

Nos tomamos la libertad de reproducir una antología de errores de Jorge Bergoglio, recientemente publicada en el excelente blog católico Novus Ordo Watch

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Agradecemos también a Miles Christi, quien ha recopilado los errores del falso papa.

LO DIJO EL APÓSTOL

San Pablo

SAN PABLO

No debemos alegrarnos por estar ya salvados. Debemos alegrarnos porque podemos salvarnos.
Sin la cruz, no hay Paraíso. La cruz se lleva, en primer lugar, cuando obedecemos los Mandamientos. Preservarse en la gracia de Dios ya es una mortificación, pues existen varios enemigos contrarios a la gracia: el mundo, la carne y el demonio. Vencer tales obstáculos es muy difícil.
No, no estamos salvados. Debemos trabajar por nuestra salvación. Si no estamos dispuestos a obedecer a Dios y su Iglesia, entonces no pensemos en estar salvados. Cristo sufrió, pero eso es sólo el comienzo. No querer participar de sus sufrimientos nos excluye automáticamente de su amistad y nos quita todo derecho a la felicidad verdadera. El soberbio, el rebelde, no tiene lugar con Cristo. No puede llamarse verdadero cristiano el que vive en pecado. Los adúlteros, los que viven en concubinato, los que cometen impurezas, no pueden pretender ser amigos de Cristo, y herederos del Cielo. Nombro estos pecados porque son tan comunes como graves. Y los que viven así quieren ser aceptados tal cual son. Se engañan.
Y el cristianismo falso que hoy se predica (¿les suena el Sínodo para la Familia?) es dulce melodía a los oídos impuros. Pero ya lo dijo el Apóstol (Gál I, 8-9):

Mas aun cuando nosotros, o un ángel del cielo os evangelizare fuera de lo que nosotros os hemos evangelizado, sea anatema. Así como antes lo dijimos, ahora también de nuevo lo digo: Si alguno os predicare fuera de lo que habéis recibido, sea anatema.

Francisco dice que él no juzga. Acepta a los adúlteros, a los homosexuales, a todos. No juzga. Ahora bien, quien será severamente juzgado es él, por no predicar el verdadero Evangelio, por no condenar lo que Dios condena, por tolerar lo que Dios no tolera, por enseñar el error y engañar al mundo con doctrinas opuestas al Catolicismo.
Dios no ha dejado sola a su Iglesia, todavía hoy, en medio de la Gran Apostasía, existen sacerdotes que predican la verdad y buscan salvar las pobres almas extraviadas.
No escuches a quien te engaña con palabras dulces. Escucha al que te ofrece medicina, que aunque amarga, te devolverá la salud y te llevará a una felicidad que no es de este mundo.

EL BUEN CAMINO

dos caminos

El fiel católico tiene ante sí dos caminos, uno está pavimentado, iluminado y muy bien adornado. El otro es de tierra, repleto de espinas y pedregoso. El primer camino consiste en reconocer a Francisco como legítimo papa, lo cual lleva, lógicamente, a la aceptación de la nueva religión del Concilio Vaticano II. El segundo camino consiste en mantener la religión Católica íntegra e intacta, es decir, libre de los errores del Concilio, lo cual lleva, lógicamente, a rechazar la legitimidad del papado de Francisco (1). Dos caminos, sí, pero no un mismo destino.   Sigue leyendo

NADA NUEVO BAJO EL SOL

Algunos están sorprendidos por la apertura de la «Iglesia Católica» hacia los fornicarios, los adúlteros y los sodomitas. Sin embargo, esta nueva «iniciativa pastoral» no es más que la aplicación de los principios del Concilio Vaticano II a la cuestión de la familia.

Si puede haber elementos de verdad en las religiones falsas, que las vuelvan medios de salvación, ¿por qué no habrá elementos del sacramento del matrimonio en las uniones adúlteras? Si la persona humana tiene derecho a elegir cualquier religión que le plazca, ¿por qué no tendrá también el derecho a seguir la orientación sexual que más le agrade? Si el dogma católico es relativo, ¿por qué no lo será también la ley natural?

El problema del mundo es de carácter teológico. Después de 2000 años de cristianismo, el mundo ha apostado. La solución al problema del mundo, es también teológica: consiste simplemente en abandonar las enseñanzas del Vaticano II y en rechazar sus antipapas. Hasta que eso no suceda, no habrá paz.

Dios aborrece a los tibios, a tal punto que los vomitará de su boca para enviarlos al infierno (Apoc. III, 16). Querido lector, no tienes derecho a ser tibio. La Sangre de Cristo te ha redimido. Obra en consecuencia.